“Los perros son más inteligentes de lo que los seres humanos creemos.
Con ellos es imposible sentirme sola”
No se puede amar a los animales y ser perezoso al mismo tiempo. Ellos requieren de mucha atención, como disfrutar de paseos, juegos en campos abiertos o aprender lo básico para tener una mejor comunicación entre todos los miembros de la casa. Una mascota, por ejemplo, como un perro o un gato, se convierte en un miembro más de la familia, se vuelven únicos, bonitos y hasta adorables. Sin embargo, existen personas que van más allá, que toman el rol de protectores cuando, en la calle, observan a uno de estos seres indefenso y abandonado. ¿Cuántos de nosotros hemos visto el problema de soslayo, hemos pasado de largo y hemos evitado el problema? Sin duda, la mayoría.
Pero existe en Paita una protectora de las mascotas abandonadas a su suerte. Ella es Vanessa Madrid Valdiviezo. Yo le pregunto cómo es que la llaman los que conocen de su labor de animalista. “No sé”, me contesta sonriendo. Pienso: bien podríamos llamarla la madrina de los desprotegidos.
Vanessa Madrid es una piurana que nació en épocas de lluvia, allá por 1983, un 23 de mayo. Vive cerca de mi casa y siempre la he visto rodeada de mascotas. La acompaño en su andar y observo: ha recogido un perrito muy pequeño en una casa alejada de la suya. Le pregunto, quiero saber sobre ese otro nuevo animal, uno de los incontables que amadrina:
-Bueno, a ese pequeño lo abandonaron en un cartón donde había basura, cerca de mi casa; esto sucedió de madrugada; el pobre lloraba mucho y tuvimos que salir a ver qué sucedía: mi hermano se percató de él y lo metió a la casa. Lo abandonaron con apenas días de nacido; eso lo sabemos porque sus ojitos aún permanecían cerrados. A esa edad y sin una mamá perruna que lo alimentase sus probabilidades de sobrevivir eran muy bajas. Pero gracias a las redes sociales pude encontrar una mamá nodriza; es decir, una perrita recién parida que lo acogió y que lo ha criado por 3 semanas. Ahora está nuevamente con nosotros -Ese día Vanessa lo estaba recogiendo y agradecía a la señora dueña de la perra por su ayuda-. Lo terminaremos de criar hasta que tenga un mes y medio y le buscaré un buen hogar que lo pueda adoptar. Cuando digo lo terminaremos de criar, me refiero a mi madre y a mí, ya que ella es la que está más tiempo en casa y es realmente de gran ayuda en estas situaciones.
Vanessa aprendió a amar a los animales desde muy pequeña. Fue su padre quien le enseñó con el ejemplo. No obstante, nos dice, fue criando a su perro Lukas cuando le nace la necesidad de observar más allá de su responsabilidad. En sus redes sociales tiene un escrito que nos ayuda a entender el porqué de su labor de animalista:
“Lukas, tú me enseñaste que un animal tiene la capacidad de amar y de sufrir al igual que un ser humano; amarte me hizo entender que había otros como tú en la calle que nunca disfrutarían del calor de una familia, que nunca recibirían un gesto de cariño. Tú me enseñaste a ver más que a un perro, me enseñaste a ver un ser con la capacidad de entender lo que pasa a su alrededor. Lukas, tú me enseñaste a tener compasión por los animales de la calle, me enseñaste a no cerrar mis ojos ante los seres de tu misma especie, a saber, que siempre iba a ser capaz de hacer algo por muy pequeño o muy grande que fuese el esfuerzo. Tú, Lukas, me enseñaste a poner un baldecito de agua en la puerta de mi casa, me enseñaste a verte en cada animalito que sufre abandono, maltrato, frio, hambre o sed. Pensé que mi amor sería exclusivo para ti, pero tú me hiciste entender que este amor se podía extender, que tenías la capacidad de convivir con otros de tu misma especie y que, hasta en cierto punto, era lo más sano para ti. Sé que no todos tienen la capacidad de amar a una mascota, y por eso yo te agradezco a ti por hacerme más humana, por ayudarme a sacar de mí la paciencia y la compasión necesaria para ver en los animalitos de la calle, lo que otros no logran ver ni en sus propias mascotas”
Sin duda, Lukas tuvo mucho que ver con lo que hoy es Vanessa que, por esas cosas de la vida, no estudió veterinaria ni nada afín con lo que realiza. Pero hay mentes que todavía se resisten a entender esta labor del animalista. Creen que el dinero y la atención que se les da a estos seres vivos indefensos es un gasto desperdiciado, que solo se debería utilizarse única y exclusivamente en los seres humanos. Le pregunto qué piensa de ellos y me contesta, sin dudar:
-Hay una frase del Mahatma Gandhi que me gusta mucho y que me ayuda a responder esta pregunta: “La grandeza y el progreso moral de una nación puede medirse por la forma en que esta trata a sus animales”. En la práctica, esta frase se me hace muy obvia en países desarrollados, donde el índice de abandono y maltrato animal es bajo en comparación de países como el nuestro, y en donde los robos, asesinatos y delincuencia en general tiene una abismal diferencia en comparación a países de Latinoamérica. En resumidas cuentas, para mí, el cuidado a los animales no es menos importante que el de los niños, porque estimula y enseña el buen trato para todas las especies y ayuda a generar valores y principios, como la bondad, la compasión, la responsabilidad y el respeto por la vida en medio de esta sociedad tan carente de ello. Entonces…, ¿por qué no seguir enfocando nuestra atención en los animales? Yo me enfoco en los animales porque ellos no tienen voz y porque merecen más personas que puedan hablar por ellos.
Vanessa es hiperactiva, no descansa en su labor y visita uno que otro lugar con un balde lleno de comida y varias botellas llenas de agua. Los animales la reciben felices. Reconocen a su madrina. Saben que hoy se come gracias a ella y que su presencia solo significa que, a pesar de lo que les ha tocado vivir, hay en el mundo un ser humano que piensa en ellos. Vanessa no los ha abandonado a su suerte como el resto. El constante movimiento de sus rabos denota que el amor es recíproco. Es imposible no emocionarse con esta escena. Le pregunto:
-¿Qué esperas en un futuro que los seres humanos hagan por los animales?
-De la sociedad en general, en el presente y en el futuro, los animalistas solo esperamos una cosa de las personas: respeto para ellos. No les pedimos que los amen, cada quien es libre de hacerlo; lo que sí exigimos es una vida digna y libre de sufrimiento para ellos. Todos los seres vivos, sin excepción, merecen respeto, y esto implica no explotarlos, brindarles alimento y techo, no maltratarlos y mucho menos abandonarlos.
Actualmente, Vanessa Madrid tiene 24 perritos bajo su protección dentro de su casa, pero ha llegado a tener hasta 30 animales bajo su responsabilidad; no obstante, nunca son los únicos, fuera de casa siempre tiene a otros que ayuda de manera ambulatoria, esos que la reciben tan emocionados -en una cuadra cualquiera- cuando la ven acercarse. Me dice que no es un albergue lo que ella sostiene, pues considera que un albergue implica mayor inversión tanto en personal como en infraestructura, así como ayuda externa para mantenerlo y, valgan verdades, eso no ocurre en su caso. Su labor se mantiene gracias a su pareja, que es el principal benefactor de esta causa, el hombre que -nos dice orgullosa- no dudaría en lanzarse al mar para salvar a uno de ellos. “Y es un buen nadador”, nos dice sonriendo.
Alan Reyes y Vanessa Madrid
“Bueno, aunque Alan ama a los animales, a veces se estresa, sobre todo cuando me llaman para que vaya por algún animalito. No le gusta que la gente se aproveche del amor que les tenemos a los animales ya que todos pueden ayudar y poner su granito de arena si así quisiesen. La gente suele escribirme solicitando mi ayuda, esperando que salga y solo recoja animalitos de la calle; aunque me encantaría hacerlo, mi espacio y recursos son también limitados y no es fácil sostener a tantos perritos sin ayuda”.
Vanessa es consciente que la castración es muy importante en los animales. Quienes la realizan entienden de responsabilidad, más en su labor donde, hacerla, disminuye la posibilidad de peleas entre ellos debido a problemas de territorialidad. Y por eso, dentro de su casa, ha separado en tres grupos a sus huéspedes: grandes, pequeños y los que se llevan mejor entre sí.
Definitivamente, lo de Vanessa Madrid no es un juego, existe en ella el cansancio, pero nunca desmaya. Sabe que no todos sus amiguitos conseguirán un hogar que los adopte y por eso debe mantenerse fuerte para brindarles la mejor calidad de vida posible. “Mi responsabilidad con ellos es hasta su último suspiro”, nos dice. “Hay perritos que se cruzan en mi camino, no los busco, ellos me encuentran y no puedo ignorarlos”.
Los siete días de la semana Vanessa pertenece a sus mascotas, y si tiene algo muy importante que hacer durante el día, pues se levanta mucho más temprano que de costumbre. Su esposo Alan la ayuda si puede, si no, igual tiene que hacer la limpieza, alimentarlos, pasar tiempo con ellos, dar medicinas si están tomando algo, llevarlos al veterinario si así lo requieren. Sin embargo, si tendría que decir cuál es el trabajo más agotador, pues escogería el bañarlos en mancha: “Quedo bastante cansada en esos momentos”, nos dice.
Pregunto, sin asco: ¿Qué tanto ayuda la gente paiteña en este tema?
-Antes de responderte esta pregunta te explico algo: la gente debe comprender que rescatar a un perro adulto y mestizo, desgraciadamente, no es lo mismo que rescatar a un cachorro. Encontrar hogar para un perro adulto es muy difícil y, normalmente, termina quedándose con nosotros hasta el último de sus días. Cuando pides ayuda para rescatar a un perro adulto en malas condiciones, la gente te ayudará una o dos veces, luego se olvidarán de él; sin embargo, ellos siguen y seguirán generando un gasto en alimento, vacunas, medicina, etc etc etc; y si se quedan con nosotros, pues tenemos que asumir esa responsabilidad. Rescatando perros adultos he llegado a tener entre 20 a 30 animalitos, ese es mi limite personal (o familiar). Nosotros no recibimos ayuda externa de ninguna institución y tampoco podríamos sostener a más perritos sin ayuda de nadie. Como lo dije anteriormente, mi esposo y yo somos los benefactores de esta causa.
-¿En Paita les cuesta adoptar una mascota mayor o en estado delicado?
-A las personas les cuesta mucho adoptar perros y gatos adultos. La mayoría los prefiere cachorros porque, según dicen, así es más fácil educarlos. Yo en cambio nunca he tenido problemas para educar un perro adulto, son super limpios porque ya han superado el problema de sus esfínteres y les gusta tener su propio espacio para orinar y defecar. Además, en la mayoría de los casos, son más equilibrados que los cachorros, porque su nivel de energía es más manejable; son más sociables y aprenden con más facilidad -creo que por su experiencia viviendo en la calle-, y además pareciera que siempre quisieran complacerte, tal vez por lo agradecidos y fieles que se vuelven con uno.
-¿Qué hay que considerar antes de tener un perro?
-Primero, la gente debe ser consciente que los perros no son mercancía que debes salir a comprar, sino seres vivos. Los animales no son objetos que puedes comprar, usar y desechar. Los perros, muy por el contrario de lo que algunos piensan, tienen sentimientos. Si se pierde te extrañará y estará asustado; si lo maltratas te tendrá miedo; si lo tratas con amor, pues se sentirá seguro y protegido a tu lado. Por eso, antes de tener un perro, piensa si estas en la capacidad de cuidar y proteger a un miembro más en la familia. Los científicos dicen que los perros tienen la inteligencia de un niño de 2 años; así que una buena manera de ver las cosas antes de adoptar un perro es analizar seriamente si tienes la paciencia, el tiempo, el espacio y la economía suficiente para cubrir las necesidades de un ser vivo tan dependiente de ti, así como lo es un niño pequeño.
Vanessa es muy exigente con las mascotas que entrega en adopción. Hay que llenar una ficha, responder preguntas y, sobre todo, cerciorarse si es la mascota adecuada que hay que entregar, o la familia correcta que debe recibir a su protegido. Nada se deja a la suerte. Las estadísticas de abandono de mascotas son realmente espantosas y ella siempre está trabajando para reducirlas en algo.
¿Cuáles son los momentos más difíciles en esta labor, Vanessa?
-Sin duda, ver morir a algún perrito por el que sacrificaste tu tiempo y energía llevándolo diariamente al veterinario con la finalidad de extender su vida, darte cuenta que ya no puedas hacer más por él, solo dejarlo descansar. También es complicado cuando las personas te escriben pidiendo ayuda y sabes que ya no puedes acoger a más animalitos; es triste cuando tienes que cerrar tus ojos al dolor de estos indefensos, pero uno tiene que reconocer su límite, porque intentar abarcar más también significa afectar a los que ya están con nosotros.
Vanessa Madrid lleva una vida diferente. Por sus protegidos no puede viajar si antes no ha encontrado ayuda para que los atiendan en su ausencia. Su mayor satisfacción y alegría es sentirse un medio para que ellos tengan una segunda y merecida oportunidad en la vida. Observar fotografías o videos de ellos siendo engreídos por sus nuevas familias, es una de las cosas más gratificantes que le da esta labor. A Vanessa Madrid le basta una lamida, un movimiento gracioso y un tierno recibimiento para encontrar la felicidad. Tanta diferencia de los que creen que, comprar “un perro de raza” les da estatus, un accesorio que pueden lucir y presumir ante los demás porque es ¨bonito¨. Vanessa no está en contra de los perros de raza, está en contra de la comercialización indiscriminada. “No los compres, rescata, adopta. No fomentes la reproducción y explotación de animales en manos de gente inescrupulosa que lucra con ellos como si fuesen objetos. Necesitamos brindarle una oportunidad a un perro mestizo sin hogar. Hay que ser más humanos con todos”.
¿Qué es lo más loco que has hecho por una mascota?
-No sé si es lo más loco, tal vez ha sido lo más torpe e impulsivo: una vez cometí el error de meterme en medio de una pelea entre un labrador inmenso y un perrito mestizo mediano. Ambos eran míos y fue tanta mi desesperación que, entre gritos y chanclazos, le abría la boca al más grande para poder liberar al más pequeño. Ellos se mordían entre sí y me mordían a mí en su confusión. Aunque logré separarlos en un primer momento, estaban obsesionados por continuar la pelea. Se volvieron a juntar y eso fue una locura total. Terminé sangrando y ellos también.
¿Qué crees que les falta a los gobiernos municipales para mejorar la situación de muchas mascotas abandonadas a su suerte en sus distritos?
-Para empezar, podrían gestionar campañas de esterilización periódicas en las zonas donde hay mayor sobrepoblación de animales callejeros, así como campañas de vacunación, desparasitación y tratamiento para perritos con sarna. La última, es una de las razones más comunes que exponen las personas para abandonar a sus mascotas. Todo esto, unido a campañas educativas para la población en edad escolar. Podría ser gestionado a través de un hospital veterinario municipal que, además, brinde atención veterinaria asistencial para la población de bajos recursos.
Vanessa Madrid no descansa. Dice que todos tenemos un vínculo emocional con nuestras mascotas que debemos encontrar. Hay que hablarles, hay que amarlos y cuidarlos. Nos es tan difícil hacer nuestra parte. La madrina de los desprotegidos quisiera hacer más, pero le es imposible.
Vanessa ha aprendido con el tiempo a señalar que cada mascota tiene una personalidad diferente. No todos tienen la misma energía; algunos son más amorosos; otros, más inteligentes; hay los confiados y los desconfiados. En su casa algunos son más cercanos a Alan, su esposo, y otros a ella. Conoce tanto a los animales que sabe en qué momento le entienden. Ha aprendido a diferenciar cuando levanta la voz. Les habla con ternura, pero también los regaña. Les pregunta, les responde.
“Los perros son más inteligentes de lo que los seres humanos creemos”, dice, “Con ellos es imposible sentirme sola”.