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    Agosto 30, 20234 Mins Read

    Un deseo por Santa Rosa de Lima

    Ricardo Espinoza RumichePor Ricardo Espinoza Rumiche

    El Sr. alcalde de Paita tiene una estrategia infalible para enamorar a sus seguidores. Es válido, claro que sí, cada uno escoge sus estrategias para mantenerse en este mundo. Sin embargo, casi nadie la nota y menos se habla de ella porque la gente en este puerto sigue creyendo que si haces eso eres un malvado, un perverso, un verdadero demonio sólo comparado con el anticristo. Hablar sobre su estrategia de enamoramiento es traicionar el puerto que te vio nacer, dicen, es caminar en la oscuridad, es destruir lo que se construye y más, mucho más. Pero como a nosotros nos llega altamente ser la parte buena del puerto, esa que se va a ir rumbo al cielo porque sólo aman las críticas constructivas y cierran los ojos cuando les conviene, aquí les mostramos esa estrategia bien estudiada que hasta hoy lo coloca como el probable reelecto alcalde de Paita, el sueño de todos los que llegan y que por eso act{uan como tal, la reelección

    1.- Cada vez que siente que está perdiendo piso, corre con sus fiscalizadores a cerrar bares y discotecas. La música, las chelas y los jóvenes son el demonio que hay que erradicar en el puerto. Esa acción con cámaras y pose de exterminador le da otra vez la popularidad que necesita para seguir respirando. Los likes le llueven. Son las esposas de los borrachosos, cachudas en potencia, y los evangelistas esperando todos los días la llegada de Cristo, los que lo aman hasta el cansancio. El alcalde se vuelve una planta purificadora, se alucina un filtro de carbón, se transforma en el mejor de los germicidas. Eso, como en cada caso, sólo es un acto para la foto porque al día siguiente todo sigue igual: los bares y las discotecas siguen funcionando y los jóvenes seguirán siendo jóvenes, como lo fueron ustedes cuando el cuerpo les pedía diversión y como lo fui yo porque es una necesidad.

    2.- Anuncia con bombos y platillos la incorporación de un nuevo miembro en la subgerencia de Educación, Cultura y Deportes. Ya lo vimos a inicio de su gestión. Presentó a dos profesores muy queridos en el puerto, a don Juan Manuel Mendoza y a don Wilfredo Casanova. La presentación fue de antología. Parecía que presentaban a Cristiano Ronaldo y a Messi. Era un equipazo y los likes inundaron su muro. (Eso es lo que le encanta) Nos pintó un panorama de cambio y esperanza, pero a finales de julio ambos fueron cambiados de la gestión. ¿Qué pasó, qué pisó, qué fue, mano? No lo sabemos ni nos interesa, la cosa que no era el equipazo que nos había prometido, igual nadie le quita los aplausos, como cuando cierra los bares y las discotecas, aunque al día siguiente todos sabemos que por las puras fue.

    Como ya sabrán, estas líneas me convierten en el más odiado por los pedrolovers, cosa que a mí me tiene sin cuidado porque, si voy a ser el próximo alcalde de Paita, hay que decir la verdad y lo que se siente. Si no, para qué ser otro más del montón. Paita necesita de un verdadero revolucionario y a mí no me criaron para ser un huevón a la vela como todos los anteriores. No obstante, escribo esto porque el nuevo jale es mi amigo y excompañero de carpeta, el tío Chumpi Risco, un hombre bueno, exdeportista y muy querido por mucha gente, y que, a lo mejor, también será echado en silencio como los anteriores. ¡Ojalá que no porque tampoco lo merece!

    Yo de mi amigo Chumpi, antes de creerme la nueva vedette de la gestión, primero averiguaría qué pasó, qué pisó y por qué no resultó el equipazo que nos vendieron en enero. Tal vez conociendo la historia evite que la repitan con él y sea echado en silencio como los anteriores. El tío Chumpi ha sido un buen arquero y sabe cómo atajar de visita y de local. Pero, por su bien, esperemos que sepa driblear y enfrentar al enemigo también.
    Esto último pueden contarlo como un aporte para el Pozo de los Deseos en el día de Santa Rosa de Lima.

    Author

    • Ricardo Espinoza Rumiche
      Ricardo Espinoza Rumiche

      Nació en Paita, en la cima de un cerro. Ha estudiado en la ex 33 donde iban los más papacitos de su época y en el Colegio San Francisco, porque no había otro. Fue judoca porque quería vengarse del muchacho que le ganaba a su hermano y también basquetbolista, porque nunca aprendió a patear la redonda. Tiene estudios superiores técnicos, pero se le extravió el cartón que lo certifica. Ha sido, entre otras cosas, pescador, camarero, estibador, mototaxista, agente de aduana, pero nunca pasador de franela. Tiene dos novelas publicadas y dos a media caña que no quiere terminar porque no saca ni para el té filtrante con su literatura. Se considera un autodidacta y un “mil oficios”. En el año 2020 publica el primer número de la revista Barlovento, pero el virus y sus amigos que nunca le compran lo obligaron a desistir de una segunda edición. En el 2021 crea este espacio virtual e intenta mostrar un lugar para todo paiteño que desee escribir. Pero nadie desea escribir y casi siempre lo mandan a bañarse. Actualmente prefiere releer sus textos inéditos antes que leer propuestas monses de candidatos monses. Es chancletero por obra divina y sueña con ser abuelo de tres lindas niñas.

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