Pedro Cuadros Alzamora es el virtual alcalde elegido por la mayoría y nada se puede hacer más allá de respetar la decisión del pueblo soberano. Así es y debe seguir siendo la democracia. En eso no hay ni debería haber discusión que valga.
Cuadros Alzamora, para la mayoría de paiteños, tiene una imagen pasiva, inactiva en momentos claves para el gusto de los revolucionarios y cara de víctima cuando le conviene. Y, desde esta esquina, estamos seguros, debería intentar cambiar por el bien de su futura gestión. No es bueno verse como el niño inteligente, pero lento, que no se ensucia en el recreo. Hay que mostrarse fuerte y levantar la voz cuando se deba. Por cierto, nunca dijo nada, por ejemplo, cuando las papas quemaban en el puerto, y eso, para ser un político joven, es sorprendente considerando que son los jóvenes que, por naturaleza, se enfrentan a los intereses extraños que nos explotan. Pero no, prefirió unirse sutilmente a quien le ganó la elección y ha dejado a una buena cantidad de votantes con la sensación de ser un hombre que busca primero su propio beneficio económico antes que comprometerse con la incansable búsqueda por la defensa y las soluciones de las mayorías. No es un secreto que, en aquella época, después de cinco meses aproximadamente de sociedad con el que le ganó, prefirió retirarse a tiempo pensando en su futuro político, no sin antes, dejando a conveniencia a su único regidor electo como defensor acérrimo de la gestión saliente en su primera etapa, un papel duro que afrontó hidalgamente el Sr. Chunga. Cosas de políticos, quién sabe el porqué.
Quemarse políticamente por otros es algo que no cualquier mortal es capaz de hacer; no obstante, el regidor de Pedro Cuadros Alzamora demostró estos últimos años que es fiel a los intereses de su jefe, el típico peón, el Mulder que cualquier político sueña a su lado. Bien ganado tiene su puesto en estos próximos cuatro años de gestión municipal. Y ojalá sea un puesto visible para evitar suspicacias.
Con defensores como el Sr. Chunga que vengan a enfrentarnos los que quieran.
La pregunta de cajón sería: ¿Los virtualmente elegidos regidores de mayoría serán diferentes a los obedientes que acaban en pocos días su gestión, o los manipularán también a conveniencia para lo que se proponga el alcalde? Difícil saberlo por el momento.
Pero Pedro Cuadros Alzamora ya no es el socio minoritario de una gestión reciente, sino el dueño y amo del espectáculo que recién se estrena, y para apagar las muchas dudas sobre sus preferencias y debilidades, debería actuar rápidamente para alejarse de esa imagen de niño bueno sin pecados, de serenazgo-particular-obediente de otros líderes que él mismo se impuso. Cuadros Alzamora ya no es ese jovencito a quienes muchos creímos diferente, y está muy lejos de serlo, por cierto. No obstante, es hoy el alcalde electo y el hombre que tendrá la responsabilidad de decidir el destino de esta provincia tan difícil de gobernar. Decidir, para empezar, quiénes serán los personajes que lo acompañarán en esta misión que le ha encomendado el pueblo; quiénes sus asesores, y si estarán en la sombra o en la palestra, como los anteriores que tampoco enfrentó; quiénes sus funcionarios, y si será capaz de tenerlos por debajo de su investidura o responderán a otros intereses muchos más altos u oscuros, como hemos visto en los últimos años.
Digo esto último porque se calcula en las calles que esta campaña, tan colorida y llena de publicidad del Sr. Cuadros Alzamora, habría empeñado ciertas decisiones políticas que deberán tomarse en los próximos meses. Verdad o no, fantasías o no, Cuadros Alzamora está desde ya en las miradas de los opositores que fiscalizarán hasta la última nominación para entender en magnitud hasta dónde pueden estar involucrados agentes externos que vendrían a cobrar el presunto favorcito, y si el actual alcalde electo sabrá o tendrá la capacidad de ponerle un alto a las intromisiones para el beneficio de nuestra provincia.
¿Vendrán funcionarios salientes del gobierno regional, por ejemplo? Eso, solo el tiempo lo dirá.
Necesitamos un cambio en Paita porque ya no tenemos tiempo para experimentos. Precisamos de caras nuevas y gente con honestidad y decencia comprobada para los diferentes puestos; es decir, no más de lo mismo de la gestión que él fue parte y que hoy se disputan conflictos con la justicia. Basta de personas que calientan asientos, por favor.
El Sr. Pedro Cuadros Alzamora tiene la obligación de evaluar constantemente a su personal, por el bien suyo y el de todos nosotros. Se acabó el amigo de la campaña, el risueño que echa porras, la joven promesa que impresiona y enamora con su léxico, la imagen esa de pastor evangélico que ama al mundo, la figura esa de motivador intrínseco levantándole el ánimo a los alumnos. Ha llegado el momento de madurar y de dejar la juerga barata y las pasiones escondidas que han debilitado a la familia; porque no se es un hombre común y corriente cuando de calle en calle se busca el apoyo de la gente. Es el momento de recuperar lo bueno y de pisar tierra firme, así como de sacar de lo más hondo de su ser al estudioso y al preocupado por sí mismo, al profesional comprometido con la sociedad y con su tiempo.
El Sr. Pedro Cuadros Alzamora representa al joven paiteño que ha surgido gracias al estudio, al chico que se esfuerza y que le ha costado cada sudor y cada lágrima. Por favor, Sr. alcalde electo, no decepcione ni maltrate esa imagen por el bien de la provincia en su conjunto.
También es el momento de llamar a todo paiteño que gusta de su trabajo, que no tiene procesos judiciales, que busca hacer las cosas de la mejor manera posible, que se esfuerza, que llega a tiempo y cumple con lo prometido. Porque sí hay paiteños con esas cualidades, es cuestión de quererlos cerca para que ayuden en el cambio que se ha prometido en campaña. De lo contrario, será un mentiroso más del montón.
Ya estamos en otra etapa, Sr. alcalde electo, y ojalá lo entienda porque en esta provincia tan importante necesitamos con urgencia un verdadero alcalde, un líder de respeto, un estadista antes que un farandulero, un caudillo de respeto y no un encantador de féminas ni mucho menos una víctima de las “decisiones” divinas, como intentó mostrarse hace días. Y, sobre todo, necesitamos que el concejo que va a presidir sea realmente un conjunto de señores regidores, no un puñado de monigotes a su servicio y a sus intereses.
Paita ya no aguanta cuatro años más de lo mismo y de la nada. Es el momento de cambiar esa imagen de inmadurez.
Y ojalá considere este escrito, por usted mismo, por su familia y por todos los que han decidido apostar por su figura de hombre con capacidad.
Usted me conoce, Sr. alcalde electo. Yo lo felicito, pero ya sabe que yo no vengo a mentirle ni a pasarle franela.