Un amigo me envía la noticia. Cómo no emocionarse después de leerla. El maestro Cronwell Jara Jiménez será homenajeado en la FIL 2023. Mi amigo me pregunta si es o no mi causa el de la foto. Cuánto descaro. Mi causa. Ya quisiera ser el causa del creador de Montacerdos. Pero no lo dudo y respondo: claro, mi causa, mi pataza. Hay momentos que no se debe dudar, y menos cuando alguien te vincula con un escritor con tanto mundo como Cronwell Jara.
La noticia: FIL Lima rendirá homenaje a Cronwell Jara
Me apresuro y busco las fotos que tengo con el maestro. Hay que ser rápido y decirle a esta parte del mundo que no sabe de buenos escritores que el homenajeado de la Feria internacional de Lima es mi causa, mi pata, uña y mugre con él. Pero no encuentro la foto que quiero mostrar a mis amigos del WhatsApp. No sé dónde la he guardado. No está ni por aquí ni por allá. Lo confieso: soy una bestia para estas cosas tecnológicas. Envío la noticia al exalcalde Huber Vite y al ex sub gerente Edwin Torres Tafur. Es una prueba que les hago para saber cómo toman la noticia. Ambos se alegran y sienten orgullo por el maestro Cronwell, y también por lo que se logró hace diez meses, traerlo como invitado especial para la primera edición de la Feria del libro y de las artes de Paita (La FLAP para todos los paiteños) y homenajearlo con la llave de la ciudad. ¿Para qué les servirá las llaves de las ciudades a los homenajeados? ¿El maestro Cronwell Jara podrá abrir algo de Paita con ella?
Gruesa tarea la que me encomendó el exalcalde hace algunos meses. Quería a Cronwell Jara sí o sí en el puerto. Lo había leído en varias oportunidades, se había convertido en su escritor favorito y no quería desaprovechar la oportunidad de tenerlo cerca. Exquisito el hombre para inaugurarse como gestor de una Feria que valiera la pena. Huber Vite no quería una mentira, y por eso me llamó, a mí, a su primer crítico, y no para callarme, sino para ponernos juntos una valla tan alta que nos costara año a año tener que superarla.
Lo conseguí. Lo conseguimos. Una llamadita por aquí, un mensaje de texto por allá. Que sí, que no, que espera. Pero la luchamos y llegó, un sábado por la mañana, cuando lo recogí en un mototaxi como quien recoge a su amigo íntimo para ir por unas chelas domingueras. Recontra criollazo. Uno tiene la idea que ser escritor es ser ficho. Bueno, será para otros. Pero Cronwell Jara me saludó como si yo fuese su causa de verdad y solo habíamos intercambiado uno que otro mensaje. Yo me emocioné como si volviese a ver a mi pataza de verdad. Al final, un lector termina siendo amigo del escritor así no lo vea nunca, así haya muerto hace miles de años. Esa es la magia de la literatura que no todos tienen el gusto de conocer por falta de lectura.
Se hospedó en el hotel Costa de Oro, uno de los auspiciadores que no dudó en ponerse la camiseta de la FLAP. Excelente servicio donde el maestro viviría esta experiencia de visitar el puerto de Grau. Allí mismo recogimos a la otra estrella de la FLAP, al maestro Miguel Pachas Almeyda, y juntos nos subimos a un mototaxi rumbo a tomar desayuno.
Los dos maestros quedaron encantados de la bahía, de esa primera imagen que a muchos ha enamorado. A Paita es difícil de olvidarlo después de conocerlo. Le ha pasado a mucha gente que viene por minutos y termina quedándose años. Hay una magia natural entre la bahía y los que tiene la oportunidad de sentirla tan cerca. “Aunque me encuentre de ti muy lejos, Paita querida, siempre estarás en mí”, escribió el paiteño Casimiro Querevalú.
Al maestro Cronwell Jara le llamó la atención “el muellecito” (así lo dijo) que observó en el restaurante VBlas (el grifo para los paiteños). “Debe ser bonito una tertulia en ese espacio tan cerca del mar”, comentó. Yo lo dejé hablar para luego decirle: ¿Le gusta?, ¿quiere desayunar en ese lugar? Pues vamos, yo pago… Y caminé hacia el local. El maestro sonreía pensando que su nuevo causa lo estaba vacilando, sin saber que ese mismo muellecito estaba reservado para él porque el restaurante de mi causa Vladimir Seselja también se había puesto la camiseta de la FLAP. Eso es lo que nunca debe morir en la FLAP, el compromiso del propio paiteño para que sienta que es su feria. El alma de la FLAP es cada uno de nosotros poniendo el punche para sacarla adelante. La FLAP nunca debe ser del alcalde de turno ni del que tenga la oportunidad de organizarla. La FLAP tiene que ser institucionalizada por la propia municipalidad de Paita para poder buscarle un presupuesto anual y para que tenga la importancia que se merece. Y, para que tengan una idea de cómo desean los paiteños este tipo de eventos, los primeros montos para iniciar este sueño empezaron con dos llamadas telefónicas a dos empresarios reconocidos, así como jugando, así como quien compra un par de boletos de la lotería para ver qué sale: a Tulio Córdoba y Edwin Houghton Rosas. Ambos, sin mayor explicación de lo que sería una feria del libro, se unieron con una suma bastante considerable, allí mismo, sin mayor explicación de lo que es una feria del libro. En ese momento de sus respuestas, el subgerente Torres Tafur y yo supimos que la gente estaba esperando el llamado y era el momento para movernos.
El maestro Cronwell Jara, bromeando, no se quiso sentar en la silla que le señalé porque, le había dicho segundos antes, allí mismo se había sentado el poeta Marco Martos. La sacudió para que se fuera el bicho. Los tres sonreímos de la broma. Ya no éramos tres extraños, sino tres amigos riendo y jugando como lo harían tres adolescentes en una mañana cualquiera.
Cronwell Jara es una enciclopedia y un encantador cuando conversa. Por ratos me sentía en una conferencia, luego amenizaba con una y otra anécdota risible de otros escritores tan famosos como él.
Es una experiencia enriquecedora pasar un momento con esos monstruos, y más para mí que a diario me estreso en un tráfico incontrolable entre bocinazos desmedidos y mandadas al demonio de gente que no tiene otra manera para comunicarse.
Son esas experiencias y ese acercamiento a los artistas en general que debemos buscarle a nuestra gente, pero más a nuestros estudiantes de la secundaria. Esa es la misión principal de la FLAP, la de traer al puerto a personas que vengan a enseñarnos la parte más humana de ellos mismos; así como sus experiencias y sus obras. Hay que enseñarle a vivir a nuestra gente para que no mueran en vida, para que conozcan el mundo a través del arte, porque -como decía Pablo Neruda-: Muere lentamente quien no viaja, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Cronwell Jara ha aceptado feliz el homenaje y ha dicho que es una nueva experiencia para él, y que lo recibe como si fuera un homenaje a todos los escritores de Piura, Trujillo, Huánuco, Puno, Cusco; a los escritores de su época porque el hombre sabe lo que significa padecer una novela, un cuento, una obra. Sabe lo que significa ver que tu obra no se edita, no se publica. Recibe el homenaje, ha dicho, como una celebración a todo ese esfuerzo de haber servido tantos años así.
Nosotros, los amigos que dejó en este puerto estamos felices con su reconocimiento. Estamos felices por el maestro, por el amigo, pero más por el escritor de calidad que es y que tuvimos la dicha de tenerlo en nuestra primera FLAP.
