Por Miguel Pachas Almeyda
Alto, conversador, alegre, eximio narrador de anécdotas y chistes, agudo analista literario, entrevistador exigente e intelectual de polendas, es la mejor descripción que puedo hacer de Marco Aurelio Denegri.
Lo conocí personalmente en el 2009 cuando me invitó a una entrevista sobre el libro Georgette Vallejo al fin de la batalla, en su conocido programa televisivo “La función de la Palabra”, en canal 7 TV. La segunda entrevista sucedió en el 2014 con la publicación del libro César Vallejo y su América Hispana. La tercera entrevista, sobre la biografía de nuestro gran poeta nacido en Santiago de Chuco, quedó trunca debido a su abrupta partida ocurrida el 27 de julio del 2018.
Tuve la suerte de compartir varias conversas con él, en compañía del doctor Max Silva Tuesta, y allí descubrí que era muy conversador, alegre y gustaba contar anécdotas y chistes.
Marco Aurelio Denegri, sin duda, ha dejado un gran vacío en el mundo intelectual y en nuestra cada vez más alicaída cultura peruana. Se extraña en la televisión sus agudos análisis sobre las obras publicadas por nuestros escritores nacionales, el análisis objetivo sobre el devenir del hombre en estos tiempos donde predominan la imagen y la videocracia, y se deja de lado la fecunda lectura. Memorables son estas frases que nos ha dejado como legado: “No solo la ignorancia caracteriza al ser humano, sino su autodestructividad”, “Cuando gobierna la imago, la lectura desaparece o tiende a desaparecer” y “Cuando lleves un libro en la mano, mejorará nuestra cultura”.
Cuando falleció, un día como hoy, mucha gente fue a verlo en su ataúd mientras permaneció en la Sala Nasca del Ministerio de Cultura. Sin embargo, al día siguiente, muy pocas personas asistieron a su entierro en el cementerio de Huachipa. No pude advertir a ningún escritor o poeta, menos a algún representante del Gobierno o del Ministerio de Cultura que debían elevar algunos discursos para exaltar su gran contribución en la cultura nacional. Solamente estuvo Hugo Coya, quien en su calidad de presidente del IRTP expresó unas palabras sobre la valía de MAD en el mundo de las letras y el periodismo.
Confieso que la ausencia de los representantes del Gobierno de turno y de intelectuales de nuestro país me causó una honda decepción, y me pregunté: ¿Por qué no se valora la enorme contribución que brindó MAD a nuestra cultura peruana? ¿Será que prevaleció una oscura inconformidad debido a que fue un intelectual y periodista crítico que buscaba modificar el statu quo? Sea como fuere, lo cierto es que las pocas personas que estuvimos en ese momento le brindamos un homenaje y un cariñoso último adiós.
