Por Ricardo Espinoza Rumiche
Después de todo lo que hemos vivido, lamentablemente, la gente no da luces de buen comportamiento, y eso, a lo mejor, creemos se ha considerado para que la municipalidad provincial de Paita publique la ordenanza municipal O.M. 009-2021, que restringe todo tipo de actividades económicas en la festividad de la virgen de Las Mercedes de Paita, con peregrinación prohibida incluida. Es que, por naturaleza, pasando el miedo del virus, ha llegado la libertad excesiva y abusiva de muchas personas, y eso no es un secreto. Y si bien es cierto que en septiembre la peregrinación es de personas y no de comerciantes, es de suma responsabilidad que nuestras autoridades intenten prevenir situaciones adversas considerando la gran cantidad de religiosos que llegan para esta celebración en el puerto.
La emergencia no ha terminado en el país y, por el contrario, nuestras autoridades, y en especial el sector salud, viven en la incertidumbre de si llega o no una tercera ola que podría golpear a nuestros jóvenes que todavía no han recibido la vacuna. Y cualquier norma u ordenanza que se dicte estamos todos en la obligación de aceptarla y respetarla.
Lo mejor que pueden hacer nuestras autoridades es adelantarse al problema previniendo, en eso no debería haber discusión que valga; sin embargo, en todo el tiempo que ha transcurrido la emergencia sanitaria, se han establecido más de un protocolo en este país para mantener el aislamiento y la protección mientras regresamos de a pocos a nuestras actividades y a nuestra vida en general. Todos los días hay colas inmensas en las entidades bancarias, en la misma iglesia, así como en la misma municipalidad. La gente ha aprendido a cuidarse y reclama su espacio.
¿Por qué no se ha intentado una estrategia para la peregrinación? ¿Por qué sí se dan permisos para que juegos mecánicos, por ejemplo, se llenen de personas todos los días? Es decir, en Paita sí te puedes recrear, pero no pueden venerar. ¿Cuál es la lógica en estos casos?
Descarga la ordenanza municipal pulsando en este enlace
Creemos que a estas alturas encerrar a la gente no soluciona nada porque ya no hay miedo como cuando empezamos la emergencia. Restringir el comercio está muy bien, pero, creemos que “un circuito de peregrinaje”, elaborado con inteligencia y estrategia, hubiese sido la mejor manera para mostrarnos a nosotros mismos que podemos apostar por el conocimiento responsable de la gente que viene en busca de su fe.
Se hacen circuitos para entrar a los mercados, por ejemplo, siendo ésta una necesidad tan primaria y tan libre como ir en busca de la fe, y más en estos momentos donde necesitamos ese espacio para sentirnos más creyentes y menos asustadizos para seguir enfrentando la emergencia.
Imaginamos, por ejemplo, un circuito de peregrinación en el templo San Francisco de Asís, aprovechando sus tres enormes puertas. Y siendo más cautos, imaginamos otro circuito de peregrinación en la explanada del estadio, donde alguna vez se intentó hacer la feria comercial. En fin, algo que permita el reencuentro de la imagen con su pueblo, el mismo que, creemos, no dejará de visitarnos en nombre del derecho al libre tránsito, facultad que tiene toda persona de poder desplazarse libremente por cualquier lugar del territorio nacional.
¿Cómo nuestras autoridades van a impedir que un peregrino llegue al puerto en busca de su fe?
¿Cerrarán la iglesia? ¿Cerrarán la entrada al puerto? ¿Por qué las colas para la vacunación no nos han dado un ejemplo y una experiencia de aprendizaje?
No lo sabemos, pero, ¡ojalá! se tomen las medidas correctas porque hace rato que el gobierno ya no nos tiene encerrados sino que ha dejado que nosotros mismos tengamos la libertad de cuidarnos.