Los Nadies
Corregir se ha vuelto un deporte bastante practicado en redes sociales; no obstante, muchas veces las personas que corrigen, simplemente con el afán de molestar, figurar o copiar al otro, corrigen lo que no entienden, lo que no saben. Dina Boluarte, la flamante vicepresidente de la república del Perú, en su juramentación, nombró a “los nadies”, y enseguida, los sabiondos de las redes sociales apuntaron su artillería a esa mala palabra que solo es pronunciada y escrita por la gente dizque inculta.
Para empezar, tanto los nadie como los nadies hace mucho tiempo que son plurales adecuados para hacer referencia a las personas que parecen invisibles para la sociedad. No hubo falla en su juramento y estaba usando lo que se es permitido. Sin embargo, jurar por los nadies, era regresar a ese poema hermoso de Eduardo Galeano que, a leguas se nota, los reclamantes feisbukeros no conocen. “Los nadies”, para el poeta uruguayo, son los pobres y marginadas del mundo, son las clases humilladas, aquellas que no tienen recursos ni están insertas en el mundo capitalista y que, a su parecer, son esclavizadas por ese sistema.
Dina Boluarte nos regresó al poema de Galeano, a los versos que muestran a la gente del otro mundo, a los que la “buena suerte no les llueve ni ayer, ni hoy, ni mañana, ni nuca”.
Mejor leamos el poema que está más vivo que nunca:
Eduardo Galeano
LOS NADIES
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie,
los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos,
rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones,
sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos,
sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies,
que cuestan menos
que la bala que los mata.
También puede leer: https://revistabarlovento.com/richie-anton/