Populismo, manipulación de las masas
Por Ricardo Espinoza Rumiche
El populismo barato, ese de bajar los sueldos y sentir el aplauso de la gente, es un insulto al peruano distinto, al que se esfuerza, al que marca la diferencia, al que cree, piensa y actúa por sobre los estándares comunes. No se puede castigar al diferente solo porque -se cree inocentemente y hasta pareciera insania- así se castiga al corrupto; eso es una tontería y una acción deshonesta que lo único que hace es destruir la confianza del peruano estudioso y visionario en las instituciones de su país. Lo único que se logrará bajando los sueldos de los ministros y demás funcionarios, será una fuga de talentos y puerta abierta para el individuo agazapado que se aprovecha de los partidos y de las campañas políticas, simplemente, para su beneficio propio, cueste lo que cueste, ese individuo sin mayor preparación, y que solo se mueve en la sombra con el único fin de agarrar alguito en el lugar donde nunca estuvo preparado, y también para los que acostumbran arrodillarse por poco, desde luego. Nadie invierte en diplomados, maestrías y en doctorados por el amor al país, eso es falso, la gente se prepara por amor así mismos y por su familia. La gente, mientras más se esfuerzan académicamente, más deberían ganar, es una ley natural. Un buen sueldo es una recompensa al logro, y ganar más siempre tiene que significar merecimiento. Se llama meritocracia, lo que se vive en la carrera magisterial, lo que el presidente electo conoce tan bien por ser de su campo. Tema diferente, en eso no hay duda, es medir la capacidad del funcionario, eso se hace fiscalizando cada una de las labores. No mezclemos papas con camotes ni perdamos la confianza en nuestras generaciones solo porque un grupo de corruptos decidió caminar por la ilegalidad y se salió con la suya; ese es otro tema que debería ser tratado con energía por los entes correspondientes.
Además, bajarse el sueldo -hay que recordarles a los que hoy aplauden esa iniciativa- ya tuvo su eco en el año 2003 con el siempre farandulero Alejandro Toledo, bajándoselo en 30 %, así como en el año 2006 cuando el expresidente, el extinto Alan García y sus ministros decidieron ganar menos de la mitad de lo que ganaban. Los peruanos ya hemos celebrado ese populismo, ya sabemos qué pasó después y la historia está fresca como para hacernos los locos.
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