Pandemia, sentimientos, reflexiones y esperanzas
La pandemia, ese problema sanitario que desde hace casi seis meses nos maltrata, cuenta con el aterrador apoyo de diversas fuentes que se orientan a confundirnos más y, en esa medida, a agravar su efecto sobre las gentes del mundo. No aparece hasta hoy entidad alguna que, de manera enterada y ponderada, siembre tranquilidad y orden para enfrentar con eficiencia el problema. Obviamente, hay muchos intereses que se oponen.
No obstante, es imposible impedir que algunas voces con nuevo y alentador contenido empiecen a leerse y/o escucharse; expresen los sentimientos que les inspira este fatal momento, y comprobamos en esas voces la esperanza de lograr más temprano que tarde un planeta en el que la belleza y la justicia sean el factor común.
Isabel Allende ha señalado que “desde que murió Paula (mi hija), hace 27 años, le ha perdido el miedo a la muerte”, y sin dejar de destacar todo lo negativo que nos ha revelado y nos sigue revelando la pandemia, comprueba con optimismo que “los creadores, los artistas, los científicos, los jóvenes y cada vez más mujeres, se están planteando una nueva normalidad”, y aconseja que “no se puede vivir con temor, porque te hace imaginar lo que aún no ha pasado y te hace sufrir el doble. Hay que relajarse un poco, tratar de gozar lo que tenemos y vivir el presente”.
César Hildebrandt, en el último número de HILDEBRANDT EN SUS TRECE, en un artículo suyo, describe el miedo a la muerte que la pandemia ha generado en todos los habitantes del planeta, a través de los periódicos, de la radio y de la televisión: “El miedo a la muerte está en casi todas las personas del mundo”; pero, señala que “estos malos y malditos tiempos tendrán que pasar”; y al igual que Isabel Allende -a un plano similar de optimismo- nos convocan ambos a enfrentar el miedo. Como señala Hildebrandt: que “nos agarremos a trompadas con los heraldos negros para ganar la batalla a la tristeza y al miedo” que se ha empoderado en casi todos nosotros.
Éstas son las conductas a emular, plenas de verdad y ávidas de solidaridad, inteligencia y honestidad. Éstos son los comportamientos que debemos tener con la mirada puesta en nuestros niños y niñas.
Los pioneros de esta gran tarea ya están en el mundo, como dice Isabel Allende: Abramos bien los ojos, identifiquémoslos y enlacemos nuestros brazos y avancemos. Por nuestros niños y niñas.
“nos agarremos a trompadas con los heraldos negros para ganar la batalla a la tristeza y al miedo”