El gusanillo de la literatura jamás murió en mí, por mi propia cuenta empecé a leer mucho, convirtiéndome en un autodidacta
PABLO ENRIQUE MEDINA SANGINÉS, el escritor de La Huaca.
Me asomé a este mundo, específicamente al pueblo de La Huaca, distrito perteneciente a la provincia de Paita, el veintidós de julio del año mil novecientos cuarenta y cuatro. Nací entre campanadas, chirriar de frenos y pitadas de trenes, en vista de que mi padre, don Pablo Enrique Medina Ugarte vivía en la estación ferroviaria de aquel pueblo, en su condición de Jefe de Estación. Mi padre llevó a vivir a un departamento, que la empresa otorgaba a todo empleado de tal categoría, a mi madre doña Cruz Sanginés Morán. Y fue ahí que aquel día, a las siete y veinte minutos de la noche, lancé mi primer berrido anunciando que había llegado a este mundo para felicidad de ambos.
Mis sueños de recién nacido eran diariamente interrumpidos por el ruido de los trenes y el murmullo de los pasajeros que llegaban o partían hacia Paita o hacia Piura. Por aquellos tiempos, La Huaca era un pueblo pequeño que alumbraba sus noches con faroles a kerosene, sus calles estaban invadidas por la arena, su gente tomaba agua del río, carecía de servicios básicos y no existía la instrucción secundaria. La única vía de comunicación era el ferrocarril y su actividad principal era la agricultura y la ganadería.
Cuando tenía un año de edad, mis padres decidieron separarse, y mi madre me llevó a casa de mi bisabuela materna donde me brindaron cariño y las mejores atenciones. Ahí crecí sin la presencia paterna porque los tres miembros más de la familia eran mujeres.
Al cumplir los cuatro años de edad, la poliomielitis inutilizó mi pierna izquierda, y cuando tenía siete años mi madre falleció, haciéndose cargo de mí mi bisabuela y mis tías, las que se entregaron a la ardua tarea de cuidarme.
Mi bisabuela tenía mucho miedo enviarme a la escuela por mi discapacidad, porque pensaba que la crueldad de algunos niños me haría sufrir. Tenía ya ocho años y todavía no asistía a la escuela, teniendo que aprender a leer y a escribir en “escuelita de casa”. Pero como en aquellos tiempos la Policía realizaba batidas para reclutar a los muchachos que no iban a la escuela, yo caí en una de aquellas. Así fue como fui matriculado en la Escuela Pre Vocacional Urbana de Varones Nº 13, donde ocupé el Primer Lugar durante los seis años de estudios, lo que me hizo acreedor a una Beca para estudiar secundaria en el colegio “San Francisco” de Paita, DONDE estudié solamente medio año porque pude hacer mi traslado a la Gran Unidad Escolar “Ignacio Merino” de Talara, donde culminé mis estudios, colegio en que mis profesores de Literatura tuvieron acceso a unos versos que venía escribiendo desde que yo tenía nueve años, y me animaron para que lo siguiera haciendo.
Obtuve un Segundo Puesto en los Juegos Florales (área Poesía) que convocó el colegio con motivo de su aniversario.
Pecaría de ingratitud si omitiera los nombres de dos profesores que hicieron que me enamorara de la poesía y de la narrativa: Juan Antón y Galán y Delfín Ñañez Bayarta.
Soñaba, en mis años de estudiante secundario, ser abogado y paralelamente meterme al mundo del arte de la literatura. No pude realizar este sueño porque al prendarme de una guapa muchacha de mi pueblo mi corazón quiso que la hiciera mi esposa y no desobedecí a este sentimiento. Este compromiso hizo que fuera tras un trabajo para sostener el hogar que estaba formando, y como por aquellas épocas, con el nivel de estudios que poseía era muy fácil conseguir empleo, ingresé a trabajar como Secretario-Tesorero en el Colegio “Manuel Pío de Zúñiga y Ramírez” que recién se había creado en mi pueblo. Trabajé ahí catorce meses, y como se presentó la ocasión de obtener un trabajo mejor remunerado, pasé a laborar en la Municipalidad Distrital de La Huaca, donde trabajé durante treinta y seis años, desempeñando el cargo de Secretario, primero, y Jefe del Registro Civil, después.
El gusanillo de la literatura jamás murió en mí, por mi propia cuenta empecé a leer mucho, convirtiéndome en un autodidacta, mientras escribía en prosa y en verso, trabajos que siempre mantenía escondidos por la vergüenza de que alguien los criticara o se burlara de aquellas creaciones. Solamente me atreví a publicar, en 1982, en coautoría con el Coronel (PNP) Pedro Sarango Ojeda, una monografía del distrito de La Huaca, con motivo de la celebración del 450 Aniversario de la Creación Española de Piura.
El trabajo de Secretario y Jefe del Registro Civil me brindó la ocasión de enterarme de documentos muy valiosos que guarda el Archivo Municipal de mi pueblo, y así pude rescatar parte de la historia de mi distrito. Por otro lado, por el contacto que tenía con gente de toda condición, me ayudó a enterarme de sus problemas y de sus vivencias, sacando de ello historias y creando personajes que trasladaba a mis cuentos.
Cuando era muy niño, en que no existía la televisión, solía acudir por las noches con mis amigos a ciertas casas donde las ancianas salían a la pampa para contar cuentos de duendes, de penas, de entierros, de fantasmas y aparecidos, de pactos con el demonio, narraciones que nos hacían retornar a nuestras casas corriendo por el temor de que se materializara uno de esos tantos terroríficos y fabulosos personajes. De esos cuentos guardé memoria y ya adulto empecé a escribirlos con el objeto de que no se perdiera esa tradición.
En un acto quizás de vanidad o alarde, mostré un día estos escritos a un par de amigos, uno de ellos profesora de lengua y literatura y el otro un abogado. Ambos coincidieron que estaban muy bien, aconsejándome que siguiera escribiendo; pero creí que era una gentileza de su parte.
Cuando el año 1990 Radio “Cutivalú” de Piura, convocó a un concurso de Cuentos y Leyendas Regionales, estos amigos me aconsejaron para que participara, pero no creí que fuera a tener éxito, por lo que me resistí a intervenir. Al año siguiente, al escuchar la segunda convocatoria que la misma Radio hacía, tomé en silencio y con temor tres leyendas (“El hombre del perro”, “La casa del fandango” y “La quebrada de los burros encantados”), y las llevé a la Radio. La sorpresa fue mayúscula cuando me enteré del resultado: las tres leyendas fueron premiadas. Este triunfo tuvo un efecto positivo para mi autoestima porque rompí con mis temores. Y en el año 1993 gané la XII Edición de los Juegos Florales (área Poesía) Premio Regional de Cultura “Alfonso Vásquez Arrieta” convocado por el Instituto Nacional de Cultura de Piura.
La Municipalidad de La Huaca y el propio Instituto, editó el poemario ganador titulado “Naturaleza hermosa y doliente” el que se constituyó en mi primer libro publicado. A este premio le siguieron otros: En el mismo año (1993) obtuve una Mención Honrosa por la leyenda “Caminando con Satán”; en 1994 un Tercer Puesto con el cuento “La Promesa”; en 1996, Mención Honrosa por el cuento “Tiempos de peste”; en 1999, Menciones Honrosas por el cuento “La Decepción de Teófilo Litano” y las leyendas “La Tijereta” y “El maletín del diablo”; en el 2000, Mención Honrosa por la leyenda “El chupa-cabras de Viviate”; el 2003, el Segundo Lugar con el cuento “Nada cuesta soñar”.
En el año 2004 el Concejo Municipal de La Huaca editó otro libro de mi autoría titulado “Relatos de alforja”, que contiene una recopilación de cuentos y leyendas del lugar.
En el año 2005 se publicó una obra biográfica titulada “Chino Ayón… tú eres realmente el amigo”.
En el año 2008, en coautoría con el Coronel (PNP) Pedro Sarango Ojeda se publicó “La Huaca en la noche del tiempo”, que es la historia del distrito de La Huaca.
Entre otras acciones, que me ha gustado realizar, están la recopilación de hechos que han sucedido en La Huaca, los que se han dado a conocer en folletos y que han servido para el rescate de personajes y episodios muy importantes de mi pueblo.
Al cumplirse las Bodas de Plata del colegio “Manuel Pío de Zúñiga y Ramírez” publiqué en un corto tiraje la obra monográfica titulada “Colegio Manuel Pío de Zúñiga y Ramírez”, el Amauta Esperado”. Esta clase de trabajos originaron que en los años 1996 y 2003 la Municipalidad Distrital de La Huaca, me declarara “Hijo Ilustre y Predilecto de La Huaca”, honor que creo no me merezco.
Ya están terminadas, esperando un auspiciador, obras como: “La Huaca de antes”, “Cosas de mi pueblo”, el libro de cuentos y leyendas “El maletín del diablo y otros relatos”, “Versos robados”, “Entre coplas y cumananas”, “Diccionario de vocablos y expresiones de La Huaca”, “Calendario de La Huaca” etc.
Mi último libro, y que se presentó en junio del 2012, es “Medio siglo de goles” que es la historia del Club Deportivo y Social “Luis F. Agurto” de La Huaca, con el que la Municipalidad Distrital de La Huaca, que es la que lo auspició, rindió homenaje a dicho club por su 50º aniversario de fundación.
Hace 16 años que me he jubilado, soy viudo, sigo escribiendo, me entretengo con mis nietos que son maravillosos, me gusta conversar con los jóvenes, constantemente estoy recibiendo a alumnos primarios, secundarios de lugar y de otros pueblos; lo mismo que a universitarios para hablar de la historia del distrito de La Huaca y también de aspectos literarios de nuestra región.
Paita, 159 años como Provincia
Hace 159 años don Ramón Castilla y Marquesado, presidente de la República del Perú, creó el departamento de Piura y con él a las provincias de Piura, Paita y Ayabaca.
Nuestra provincia de Paita estaba conformada por los distritos de Paita, Colán, Tumbes, Amotape, La Huaca, Sullana y Querecotillo. Tiempo después, Tumbes Sullana y Querecotillo fueron separadas de la provincia paiteña.
Desde este espacio, enviamos nuestros saludos y felicitaciones a las autoridades de la Provincia de Paita, incluyendo distritos, pueblos y caletas que la conforman. Nuestro saludo a todos sus habitantes, ciudadanos civiles, militares, religiosos, intelectuales, artistas, deportistas, hombres del mar y del campo, alumnos, estudiantes, etc. por esta importante fecha.
En forma personal me complace ofrecer en esta ocasión -para la Revista Barlovento- estos humildes versos dedicados a Paita, producto de mi inspiración y gratitud por este pueblo donde inicié mi instrucción secundaria en el tan querido y recordado colegio “SAN FRANCISCO”.
CANTO A PAITA
Con estos versos yo quiero
rendir homenaje a Paita,
provincia llena de tanta
fama, amistad e historia,
que siempre le han dado gloria
a esta tierra que encanta.
Tu puerto, Paita querida,
tiene un tesoro valioso
que es tu mar maravilloso
que a miles les da trabajo
y que a Miguel Grau atrajo
con su azul añil precioso.
Pueblo de raíz incaica,
por España conquistado,
por San Martín liberado,
y el título de provincia
con razón y con justicia,
Ramón Castilla le hadado.
Noble cuna ha sido Paita
de importantes personajes
que con talento y coraje
en el Perú han destacado
y que a su pueblo le han dado
un positivo mensaje.
También quiero que este canto
resalte la fe cristiana
y la devoción mariana
que el pueblo entero concede
a nuestra Madre Mercedes,
“Patrona de Armas Peruanas”
LA CASA DE MANUELITA SÁENZ
La que tanto quiso a Simón
vivió en Paita veintiún años
saboreando desengaños,
con la miseria en comunión.
Llevaba viva la pasión
de las noches amorosas,
de las épocas gloriosas,
al lado del Libertador,
el que la quiso con ardor
dándole días dichosos.
Manuelita Sáenz vivió
a Bolívar recordando,
con su corazón llorando
en este lar se refugió.
La dulce quiteña murió
y sus restos se han perdido;
todo el pueblo entristecido
en su pensamiento lleva
a aquella hija de Eva
que a Paita tanto ha querido.
LA IGLESIA DE LAS MERCEDES
Fue desde sus orígenes
bastión de recogimiento.
La fundó, con un convento,
el Padre Miguel de Orenes;
pero solo se sostiene
esta magnífica joya
que con su figura arrolla
llevándonos al pasado,
el que no será olvidado
porque en el amor se apoya.
Fue reducida a cenizas
por Cavendish, el Pirata
(según la historia relata)
pero no pudo hacer trizas
la misión que se realiza
por los Padres Mercedarios.
Al paso de calendarios
el templo fue renaciendo
hasta irse convirtiendo
en histórico santuario.
LA FIGURA DE PAITA
Mujer tallada en madera
más de cien años te admiran
y en torno a ti todos giran
sean de Paita o de afuera.
Cada cual, a su manera,
opina sobre tu origen:
Dicen que tú eres la Virgen;
otros, que eres Santa Elena;
y algunos con mucha pena,
te miran y te bendicen.
“La Figura de Paita” eres.
No sé de dónde te trajo
Landa con mucho trabajo
para dejarte que mores
aquí con muchos honores,
aunque existen comentarios
de que en tus días primarios
a los marinos servías
como faro y como guía
de un barrio poco honorario.
EL CLUB LIBERAL
Y, de la historia paiteña
“Club Liberal” eres parte;
ya nadie puede olvidarte
vieja institución norteña.
De mi la emoción se adueña
al saber de tu pasado
en el cual has cobijado,
a través de los anales,
a personajes mundiales
cuando a Paita han visitado.
Tu local lo ha construido
Julio Ginocchio Alburqueque,
dándole un singular toque
y un estilo distinguido.
“Club Liberal” tan querido,
tu presencia nos hechiza,
tu existencia simboliza
una época de gloria
que se guarda en la memoria
y que a Paita perenniza.
LA IGLESIA SAN FRANCISCO
Primero como capilla
surgiste en el panorama
y al tañido de campana
uniste a toda la villa
que era de gente sencilla,
trabajadora y cristiana.
Fue la Orden Franciscana
la que construyó esta iglesia
y sembró en la conciencia
una religión muy sana.
Fray Críspulo Marulanda
y Fray Tomás Villanueva,
-los religiosos que elevan
con trabajo y propaganda
la labor que Dios les manda-
son hasta hoy recordados
y serán por siempre honrados
por la construcción de esta obra
que al paso de tiempo cobra
un renombre bien ganado.
VIRGEN DE LAS MERCEDES
Virgen, tú, de las Mercedes,
sos “Madre” de los paiteños,
y a grandes como a pequeños
tus favores les concedes
y tu protección les cedes
a curtidos pescadores;
y a la gente peregrina
que ante ti se arremolina
le haces leves sus dolores.
LA CASA DONDE NACIÓ “SOFOCLETO”
Luis Felipe Ángel de Lama,
el famoso “Sofocleto”,
humorista tan completo,
es paiteño, y ya su fama
en el mundo se proclama.
Su inventiva y su talento
al Perú le da contento
y Paita jamás se olvida
del transcurrir de la vida
de este su “Hijo Predilecto”.
Es autor de “Los Cojudos”,
de “La Tierra Prometida”
y de otras que nadie olvida
por sus enfoques agudos
que sin respetar escudos
ni las barreras sociales
hace de los grandes males
motivo de carcajada
aparentando olvidadas
preocupaciones mortales.
LA BASÍLICA “LAS MERCEDES”
Dominando la bahía
y bajo hermoso celaje
se encuentra el “gran homenaje”
que hace la feligresía
con cariño y alegría
a su Virgen bien amada,
protectora y abogada
de presos y de cautivos,
la que, con justo motivo,
“Mamita Meche” es llamada.
Basílica “Las Mercedes”
o “Basílica de Paita”
tu arquitectura resalta,
y con tu presencia puedes
orientar al que se quede
en la maraña atrapado
de aquel mundo de pecado,
del que vive en lejanía
de Dios que es la luz y guía
y que a nadie ha olvidado.
La Huaca, marzo del 2020.