“En crisis nunca es el momento para buscar culpables, y menos para sacar el cuerpo a la responsabilidad política. El problema ha sido heredado, es verdad, pero las excusas y quejas de una autoridad ante una crisis solo muestran un camino sin final feliz”
No es bueno quejarse siendo la autoridad máxima de una provincia tan complicada como Paita. Y menos cuando todos sabemos cómo ha estado y cómo está actualmente. Quejarse no es productivo; al contrario, eso demuestra miedo y debilidad para intentar encontrar una solución al problema.
El alcalde de Paita, don Pedro Cuadros Alzamora, ha intentado en esta última reunión con los miembros del COPROSEC, encontrar un culpable a la situación en la que nos encontramos por las últimas lluvias. Se ha ido hasta veinte años atrás para decirle a la ciudadanía lo que ya sabemos, que todo ha sido una fantasía en cuestión de obras. No obstante, su quejido ha sonado a desesperación y nos ha dejado a muchos ciudadanos una sensación de inestabilidad y preocupación.
En crisis nunca es el momento para buscar culpables, y menos para sacar el cuerpo a la responsabilidad política. El problema ha sido heredado, es verdad, pero las excusas y quejas de una autoridad ante una crisis solo muestran un camino sin final feliz.
“Estamos pagando el precio de haber crecido sin ningún tipo de planificación”, ha dicho el alcalde, y ha señalado a los culpables: “En veinte años en Paita se han invertido millones y no vemos el impacto de la inversión”.
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Veinte años es, sin duda, un mal cálculo político en medio de un mensaje que intenta poner parches a la situación. Si hacemos una operación matemática, veinte años atrás don Pedro Cuadros Alzamora es parte del problema siendo miembro de un concejo municipal y brindando una asesoría externa con su empresa y sus conocimientos como experto en gestión pública. Veinte años atrás también involucra a su primera regidora con sus dos experiencias anteriores. Veinte años atrás es culpar a varios de sus gerentes.
Sin embargo, veinte años atrás excluye a don Germán Tay -vaya suerte la de él- y marca una diferencia negativa desde el inicio de la gestión del Sr. Walter Wong. Veinte años atrás es culpar a tres alcaldes fallecidos, en especial a la gestión de don Porfirio Meca Andrade cuando, el mismo Pedro Cuadros Alzamora ha dicho públicamente que ha sido la mejor gestión y que intentará hacer lo mismo que hizo su maestro y descubridor, don Porfirio Meca. Veinte años atrás es también culpar a la anterior gestión donde fue parte y donde se hizo el ciego, el sordo y el mudo cuando explotó la peor historia de corrupción vivida en la comuna.
¿O tan rápido la gente olvida el caso de los cajeros uñas largas?
Al parecer, la carga emocional de llevar las riendas de una provincia tan importante y difícil como Paita, termina por desubicar al Sr. alcalde. Lo pone nervioso, lo confunde y saca a relucir un conflicto emocional al que, al parecer, no está preparado. Parece demostrar el Sr. alcalde que tiene un obstáculo de superación personal, un problema que hace que se contradiga de un día para otro, o dependiendo de la situación en que se encuentra, un problema que puede ser arrastrado y que puede llevarse las esperanzas que muchos han puesto en él, y solo dejar preocupación y distancia hacia ese cambio que ha prometido.
Tranquilidad, le recomendamos desde esta esquina a nuestro alcalde. No hay que desesperarse ante la crisis. No hay que buscar el constante aplauso para el futuro político. Paita necesita a un líder que se queme por su tierra, que lo dé todo sin pensar en el futuro propio, sino en el futuro en común de los más de cien mil habitantes. Además, es solo el inicio. ¡Quién sabe!, conocer la tormenta en el inicio de su gestión, tal vez le enseñe a caminar seguro cuando regrese la calma.
