“No es cómo vemos las cosas, sino cómo son en realidad”
La Huaca ha explotado y no por ser un bando terrorista, sino porque se acabó la paciencia, esa triste capacidad del ser humano para soportar con resignación las ofensas y las adversidades. La gente ha tolerado humillaciones y desgracias por años, como el accidente donde -por el humo cegador y asfixiante de la quema de broza de caña- fallecieron cinco seres humanos. ¿Algún responsable de esto? Nadie. Es que para los empresarios millonarios la muerte del pobre es un daño colateral sin importancia. Para ellos un par de camionetas valen más y merecen más respeto.
Un poco de rebelión de vez en cuando es buena cosa. (Thomas Jefferson)
Y es por eso que, de tanto abuso, la población de La Huaca se ha rebelado, y rebelarse es un acto natural del ser humano que exige un cambio. Sin embargo, hoy la prensa ha dictado de terroristas a las personas que se han hartado del abuso. Pero los habitantes de La Huaca no están solos, estamos los que, creemos, ha sido el inicio para exigir respeto para sus familias, y en eso tienen que intervenir de inmediato las autoridades. Pensar contra la corriente de empresarios abusivos, dicen, es hasta un acto heroico y lo único que han hecho estos pobladores, obligados por el abuso de una empresa sin respeto al ser humano y al medio ambiente, ha sido dar el primer paso para encontrar una solución.
Piura: Familias afectadas por incendio rechazan terruqueo y exigen solución a la empresa Caña Brava
Los han llamado terroristas, así como quien se pone a la moda, sin percatar que, terrorismo, es un acto repugnante donde actúan bandas organizadas que, reiteradamente y de modo indiscriminado, crean alarma social con fines políticos. Y lo que ha sucedido en La Huaca está lejos siquiera de parecerse a lo citado. Más terrorismo, por ejemplo, es asfixiar a los niños y a los ancianos haciéndolos huir de sus hogares. Más terrorismo es desviar el cause natural de un río para tu beneficio particular sin importar que la gente muera de sed. Más terrorismo es imponer tu poder económico por sobre el derecho fundamental del ser humano, el de vivir con integridad y dignidad en su propio lugar de nacimiento. Los pobladores de La Huaca también tienen derecho a la vida, a su integridad moral, psíquica y física, y exigirlo no los convierte en terroristas, sino en seres humanos que, hasta el hartazgo, exigen respeto para ellos y sus herederos.
Foto de la web.