Jesús Aarón Imán Valladolid tiene dieciséis años de edad, cursa el quinto año de la secundaria y ya ha ingresado -nada menos que en el tercer puesto- a la Universidad Nacional de Piura.
“Soy hincha del Sporting Cristal”, me dice muy seguro el futuro ingeniero en Mecatrónica, “desde niño”, sin que nadie le imponga una herencia absurda como en la mayoría de las familias.
Está feliz porque acaba de conocer a sus jugadores favoritos. Han empatado en Sullana, pero el resultado es lo de menos cuando tienes a tus ídolos deportivos en vivo, en directo y muy cerca.
Es domingo por la tarde y la Plaza de Armas de Paita es un ir y venir de pescadores que se rozan con féminas que reparten sus números telefónicos a diferentes transeúntes. “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”, dijo el otro Jesús, el de la cruz.
Jesús Aarón tiene la mirada tímida, pero no la baja. Contesta con soltura. Sabe que está de moda en el puerto, aunque nada de lo que se pensaba iba a pasar aún está funcionando. Hay que aprovechar la popularidad para conseguir alguito. Si en tu pueblo no se habla de ti, pues no eres nadie.
Pero Jesús Aarón sí es conocido en el puerto de Paita. La gente ya sabe que ha ganado un concurso de matemáticas a nivel nacional y muchos hasta se han sentido ganadores con triunfos ajenos. Ha recibido miles de felicitaciones, como siempre, pero nada del apoyo económico que necesita para seguir compitiendo en lo que le apasiona. Dicen que las matemáticas son el arte de la explicación. Hoy Jesús Aarón no necesita más explicaciones que ver concretada su participación en el extranjero.
A la gente le encanta -como siempre- felicitar, porque es gratis. No obstante, decía Gabriela Mistral: “Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino”.
Jesús Aarón no siempre fue o se sintió matemático. De niño soñaba con ser el arquero del Sporting Cristal. Su madre, Carmen Rosa, se esforzó para comprarle su indumentaria deportiva, aunque hoy esté feliz de que su hijo mayor se haya alejado de las canchas y se muestre por el sendero del conocimiento, y haya hecho de cada competencia de matemática una historia llena de triunfos. Hoy nuestro matemático prefiere ser el delantero que intenta meter goles y más goles, como en cada competencia de números.
Jesús Aarón ha dejado de ser cualquier paiteño común y corriente gracias a que ha ganado un cupo entre los estudiantes que conformarán la Delegación Peruana que nos representará en la Final Internacional del 37º Campeonato Internacional de Juegos Matemáticos y Lógicos, para competir con el resto del mundo nada menos que en Breslavia, Polonia, del 22 al 29 de agosto.
Ha ganado la medalla de oro, el primer lugar en su categoría, entre cientos de adolescentes peruanos con sueños semejantes.
Pero nada es gratis; ni el esfuerzo ni la estadía para participar en Polonia.
Se necesita dinero, mucho dinero para que Jesús Aarón tenga la oportunidad de representarnos a nivel internacional.
¿Qué pensarán sus conciudadanos paiteños? ¿Valdrá la pena apoyarlo o no?
“Son trece mil soles”, dice el profesor Carlos Mendoza Machuca, su profesor de Química y Biología en la IEP Betel de Paita, el mismo docente-amigo que lo acompañó en este último logro, en Lima, este último 13 de mayo, un día antes del día de la madre.
“Tuve que tomar aire y prepararme para comunicarme con ella. Lloramos juntos”, dice Jesús Aarón, al recordar ese momento.
“Ha sido el mejor regalo que jamás recibí en mi vida, y más en vísperas del día de la madre”, declaró días antes para un medio local, Carmen Rosa, su orgullosa y emocionada madre.
Nuestro campeón de matemática hoy vive momentos felices, pero, como casi todas las vidas talentosas, ha conocido las necesidades, circunstancias que, en lugar de mermarlo, lo han hecho un adolescente fuerte y exitoso.
VER: Ejemplo de disciplina, esfuerzo y perseverancia
Todos quieren alcanzar el éxito, pero son pocos los que están dispuestos a hacer los sacrificios para lograrlo. Jesús Aarón ha saboreado el significado del esfuerzo, del compromiso y de la disciplina. Porque para lograr lo que ha logrado, tuvo que separarse de su familia cuando asistió a uno de los campamentos que se organizan para preparar a los interesados, en Lima, en Chaclacayo, lejos de su abuelo y de su madre.
“Los juegos matemáticos son una forma divertida y adecuada para redescubrir el placer de hacer matemáticas”, dicen los expertos. “La idea de los campamentos es ayudar a dar impulso y motivación a los jóvenes para seguir el camino de las matemáticas y las ciencias”.
Jesús Aarón se lleva bien con su padre, pero, desde los cinco años vive con su abuelo, el hombre que ha sabido cubrir el espacio paterno, el viejo carpintero que le ha enseñado el respeto por el resto del mundo y la manera cómo un hombre debe andar por la vida; así como la diferencia entre vivir con sacrificios y esperar sentado la suerte inexistente.
“Mi madre”, me dice orgulloso el futuro ingeniero mecatrónico, “es la mejor del mundo”.
Carmen Rosa se esfuerza por los suyos a diario. Vende comida en las calles los fines de semana, se mueve por aquí y por allá para que nada le falte a su primogénito.
Aunque, en este último año de la secundaria, el esfuerzo que Jesús Aarón le ha puesto a los números, lo ha llevado a estudiar becado en su centro de estudios.
Jesús Aaron se autodenomina curioso por naturaleza. Me cuenta que él se adelanta a los temas y estudia por su parte. El profesor Machuca asiente, sonríe. “Ya me ha ganado en alguna oportunidad”, dice.
VER: Orgullo paiteño
La Plaza de Armas está fría. Se escucha el viento al golpear con las ramas que intentan buscar un espacio. Dicen que muy pronto será demolida para dar paso a otra mucho más moderna. El profesor Mendoza Machuca cree que es un desperdicio de dinero habiendo tantas necesidades en el puerto de Paita. No quiero que la conversación se salga de contexto: asiento. Pero Mendoza Machuca insiste: “hay prioridades en la vida”, dice, “y uno, cuando lidera una ciudad, no la lidera para su gusto”.
Jesús Aarón pareciera que no le interesa el tema de la nueva Plaza de Armas; mira para la derecha, luego para la izquierda. Pienso si estará observando a las chicas que entregan sus números telefónicos, pero, cuando creo va a continuar callado, agrega: “cada lugar tiene su historia a través de su arquitectura”. Jesús Aarón tiene algo en común con la Plaza, pienso: ambos son populares, pero dependen de otros para subsistir.
Fin del desvío.
¿Cómo se puede apasionar alguien por los números? Le pregunto al campeón, pero también al profesor Carlos Mendoza Machuca.
Para el alumno, la pasión le llegó con bronca. Fue más por amor propio que por amor al curso. Y todo empezó en primaria, cuando su profesor lo escogió para un concurso donde nunca supo en qué puesto había quedado. Hasta el día de hoy se imagina la respuesta.
Para el profesor Carlos Mendoza Machuca, el matemático se hace y no nace. Es como toda pasión, hay que sacrificarse, practicar con esmero y decidirse. A los números no hay que temerles, sino conquistarlos. Jesús Aarón, por ejemplo, es un claro ejemplo de eso. Un día perdió un concurso y al año siguiente estaba en el pódium gracias a su perseverancia.
Hoy, nuestro matemático de exportación, se siente el adolescente más seguro del planeta. En esta última competencia, por ejemplo, esperó tranquilo y seguro escuchar su nombre en lo más alto. Y así fue, lo nombraron para que recibiera la medalla de oro. Su nombre, el de su escuela Betel y el de su puerto de Paita quedaron en la cima de la competencia.
Jesús Aarón es un ganador nato. Le ha ganado a la vida misma y su manera de insistir restregándonos la miseria. Le ha ganado a cientos de adolescentes y nos ha puesto a todos los paiteños con los pelos de punta. Su triunfo se ha contado en diferentes medios de comunicación. Televisión Nacional ha mostrado su medalla. Ha recibido aplausos y admiración por donde ha caminado. Pero, lo único que el campeón desea, es asistir a Polonia; no tiene otra mira que el campeonato mundial. Para él no hay peros que valgan. Para él no hay problemas que no puedan ser resueltos.
VER: Otra seleccionada que busca el apoyo de su localidad
Hoy Jesús Aarón se prepara con mucha responsabilidad por si llega el apoyo económico y hay que cruzar el Atlántico. Todas las noches resuelve, practica y traduce los exámenes anteriores para medir su capacidad. Sabe que la cosa será diferente, pero también que él está para grandes cosas.
Jesús Aarón no cree en la suerte, pero tiene de vecino a su otro profesor, el que le enseñó de niño, Karol Briceño, el hombre que lo descubrió y que hoy lo acompaña en cada ejercicio que quiere ponerse especial. Juntos son un equipo. Jesús Aarón le tiene mucho respetos a sus profesores que ahora son sus amigos.
Karol Briceño, el descubridor del matemático de exportación
No es justo que sea el dinero quien le robe el sueño. No es justo que, después de tanto nadar, nuestro campeón tenga que morir en la orilla.
Jesús Aarón ya cumplió, ya hizo su parte. Ahora nos toca a nosotros devolverle alguito para que continúe en la senda del triunfo. No es difícil si el empresariado, las autoridades y los paiteños de a pie nos unimos a su causa que, ahora -si nos decidimos-, puede convertirse en nuestra.
Cuentas para apoyar a Jesús Aarón, el campeón de matemáticas