Doctora Chikis Trikis, disculpando la insistencia, soy yo otra vez, la FIfi, pero esta vez le escribo no como mujer enamorada, sino como lectora empedernida y ciudadana estafada.
Me siento muy mal, doctora. El día de ayer el Peter me prometió una revista histórica sobre mi virgencita querida y resultó que eran tres páginas de Google. Sólo la presentación tenía más letra que el estudio de investigación. Cómo va a ser posible eso, doctora Chikis Trikis si de la virgen hay cuatrocientos sesenta años de historia y tradición, eso es inaceptable, doctora. Más letra leemos en Bartolento; huevadas eso sí, puras huevadas que a nadie le interesa, pero al menos leemos cosas originales que no se copian en Google.
Qué dolor sentí cuando abrí la revista histórica, doctora Chikis Trikis, y me había emocionado con la noticia. Por fin se hizo algo bueno mi Peter, me dije, pero no, era otra de sus peterradas, o perradas, o simplonadas, o animaladas. Bueno, qué se puede esperar de mi compromiso que me enamoró siendo un estadista, pero ahora es un reguetonero que todo el día anda tarareando las canciones de Anuel AA en lugar de pensar en solucionar los problemas de la ciudad. Ya me tiene zonza con eso de “bebecitaaaaa”. Ya no lo soporto, doctora Chikis Trikis, antes me recitaba poemas que había escrito su funcionario Seminario y hasta decía que me bajaría la luna, pero hoy solo me dice: “Bebecitaaaaa, prepárate Porque tú ere’ una diabla dentro de una mujer, y cuando se esconde el sol, tú quieres beber, hija ‘e Lucifer…”
Cómo carajo me va a cantar eso, doctora chikis Trikis, cómo me va a decir que soy hija de Lucifer si yo soy porteña de nacimiento y soy hija de mi mamita meche. ¿se habrá vuelto loco mi Peter o tanto reguetón lo tiene como zombi?
Pero volviendo al tema de la revista histórica, le cuento que hasta me bañé, me perfumé y me preparé para darle su regalito a mi Peter por tan espectacular noticia, y hasta me tomé un café bien cagado para leer todo lo que fuera posible hasta que llegara a la casa mi hombre, darle su premio y aguantar en el ring de las cuatro perillas todo lo que quisiese, pero resultó que solo eran tres páginas. Tres páginas, doctora, y me la pintaron como revista histórica de una imagen sagrada que lleva cuatrocientos sesenta años siendo venerada por millones de seres humanos.
Eso es inaceptable, doctora Chikis Trikis, eso es una burla y falta de respeto para mi mamita meche, si hasta pareciera que lo hizo un evangelista. Tantas cosas que se podrían escribir sobre el tema. Tan solo su llegada a este puerto es un capítulo interminable.
No, doctora Chikis Trikis, esto sí que no se lo perdono, nunca más me dejaré decir bebecitaaaaaaa y menos le aceptaré bailar reguetones desnudos en esta casa.
LA RESPUESTA:
Fifi querida, una vez más gracias por la confianza. Creo que esta vez tu Peter se excedió. Sinceramente, tú como mujer enamorada y abnegada, creo que deberías ayudarlo porque se está saliendo de control su comportamiento. Hazle una lista de las personas que debe y no debe frecuentar porque ahí está el problema de su cambio. Si tu Peter se junta con reguetoneros, pues será reguetonero toda la vida, y si se junta con borrachosos, lo mismo. Deberías intentar que tu Peter se junte con gente de bien, llévalo a exposiciones de arte, procura que consuma música de verdad. Te recomiendo a Richi Antón, por ejemplo, ese muchacho tiene unas letras que hacen temblar a los politiqueros, en segundos le lava el cerebro. Recomiéndale que no odie a la vieja guardia, al contrario, que se nutra de ellos para que cuando desee inventar algo se dé cuenta que ya fue inventado hace decenas de años y así no hace otra vez el ridículo. Ese es el problema de su desfachatez, querida Fifi, la gente que lo rodea. Ya sabes, dime con quién cantas y te diré si me vas a decir bebecitaaaaaa.
