“Estamos perdiendo los papeles en esta provincia respondiendo, un caso doloroso contra un ser indefenso, con mucho grito y poca reflexión”
La rivalidad u oposición política que puedas tener con tu alcalde o cualquier autoridad local no te debe quitar nunca la razón. Una autoridad no es una niñera elegida para cuidar a tus hijos de manera individual. No, señores, cada niño en este país tiene una familia que está en la obligación de velar por su cuidado. A los niños hay que protegerlos las veinticuatro horas del día, más aún en estos tiempos donde los ejemplos de aberración pueden consumarse donde menos lo esperamos. No hay pretexto alguno para descuidarlos. Los primeros responsables, así alguien quiera esconderlo y/o discutirlo, son los padres o tutores de familia. Una autoridad no está para hacer el trabajo que nos toca a nosotros, ni nosotros para hacer el trabajo de ellos. Seamos coherentes y cumplamos con nuestra función, para empezar.
No se necesita pensar demasiado para entender que es imposible que un policía o un miembro de serenazgo pueda cuidar a cada niño de nuestra provincia. Hagamos lo nuestro y hagámoslo bien. Nuestras niñas no pueden andar solas en las calles porque mucha gente de esta sociedad está enferma psicológicamente, y eso hace tiempo que no es un secreto.
Estamos perdiendo los papeles en esta provincia respondiendo, un caso doloroso contra un ser indefenso, con mucho grito y poca reflexión.
Esta última marcha de los habitantes de La Islilla, por ejemplo, sin rumbo definido pero orgullosos de las imágenes que han logrado, exigía venganza contra cualquiera más que justicia para este terrible hecho. El resultado: un periodista agredido, trabajadores municipales y público en pánico, ventanas destrozadas y un alcalde protegiéndose entre rejas. La violencia de un monstruo no puede generar más violencia.
Vea aquí: Imágenes violentas en la Municipalidad de Paita
¿A quién se le reclama justicia en un caso de violación? ¿No es acaso a los miembros representantes del poder judicial?
La inconsciencia de muchos dirigentes y políticos, exigiendo justicia y atención en el lugar equivocado, y otros echando más leña al fuego a través de sus redes sociales -en este caso particular ocurrido en el frontis de la Municipalidad de Paita-, lo único que logra es dividirnos como sociedad y desplazar a un plano menor al verdadero criminal.
Una marcha que pudo estar llena de un mismo sentimiento a favor de una indefensa niña y, por ejemplo, el de aprovechar para pedir respaldo para una familia destrozada, culminó siendo un aprovechamiento político de un alcalde que utilizó la indignación de su pueblo para su beneficio administrativo.
Realmente asqueroso el momento.